ESCENOTECNIA (II)

ORDEN ESTETICO Y FUNCIONAL DEL DECORADO.

Este orden es equivalente al conjunto de normas, reglas o arreglos que
en artes plásticas se distinguen como composición. Sobre ellos el más
grande genio de la música, Beethoven, ha dicho: "Deseo aprender las
reglas para poder encontrar el mejor camino para violarlas."

Tanto el director de escena como el escenógrafo o el pintor de
caballete se valen de líneas, formas, valores, texturas y colores para
componer, ordenar armónicamente y embellecer su obra; también
consideran la situación en el espacio de aquellos elementos que están
dentro de marco supuesto por los límites de la embocadura del
escenario o del lienzo y la mutua relación y el orden de importancia
de cuantos constituyen el conjunto y acción o actividad subjetiva de
ellos.

Si el pintor de cuadros compone y organiza todo sobre un plano
bidimensional, el escenógrafo tiene una labor mucho más compleja y que
entraña mayores dificultades puesto que ha de resolver el "cuadro" del
fondo y tiene que considerar todos los elementos que forman parte de
una escena en la que están fuera del plano del cuadro pintado y
además, personajes o actuantes humanos y aún otro factor a conjugar;
la luz artificial y su control y colores.

El pintor de caballete no representa en su obra los elementos que la
naturaleza le brinda tal como están en ella sino que suprime unos,
aumenta otros, los intercambia, altera y combina para conseguir un
armonioso y bello orden y un mayor efecto unitario. El decorador de
interiores establece un plan previo para distribuir funcionalmente y
con sentido estético y de ambiente los diferentes elementos que
constituyen una determinada pieza y de manera que esta se relacione
con las demás. En la labor del director teatral o del escenógrafo se
suman los problemas compositivos del pintor de caballete y los del
decorador de interiores y tiene que someterse además a limites
impuestos por las acotaciones de un libreto y la organización de una
amalgama de factores de todo tipo que habrán de ser conjuntados y bien
relacionados para que el resultado sea más sugestivo, bello y emotivo
y esté de acuerdo con el ambiente, el tema y el espíritu del
espectáculo.

En la relación que sigue de principios compositivos serán tratados
primeramente aquellos que correspondan a la pintura propiamente dicha
y a continuación los que se refieran a la organización de los
elementos subsidiarios de la escena; estos y aquellos se habrán de
considerar como parte de un todo que habrá de estar relacionado y
conjuntado armónicamente.

En pintura y escenografía componer no es copiar exactamente la
realidad de un paisaje o conjunto de cosas, no es registrar lo que se
ve tal como hace la cámara. Una composición tiene que ser pensada y
calculada y no se concreta superficialmente y a la ligera. En ella
debe estar representado aquello que sea preciso, en el sitio que le
corresponda y eliminado lo innecesario. La composición ha de captar y
retener la atención del espectador y sin que éste se dé cuenta debe
llevar su vista al centro del interés y situar cada elemento en el
lugar que le corresponda, sin luchar ni dañar a los otros. Todo ello
será preciso hacerlo sin evidenciar que la resolución de este orden ha
supuesto una laboriosa tarea. Como ha dicho R. Henri "El cuadro que
parece estar ejecutado sin esfuerzo puede haber sido un verdadero
campo de batalla en su ejecución".

En un espectáculo bien compuesto todos los elementos deben encajar de
manera agradable, sin esfuerzo ni desacordes. La armonía es un
problema de equilibrio de líneas y sus direcciones, de volúmenes,
valores y colores y también de pesos.

Marco, continente y espacio.- El marco, en el decorado teatral está
supuesto por la embocadura del escenario y en el boceto o dibujo de
una escena por el rectángulo de límites que corresponde a los del
telón de fondo: cuando no es trazado el rectángulo aquellos límites
serán los bordes del lienzo o del cartón o cartulina en que sea
resuelta la pintura.

Conviene puntualizar que aquello que los ojos del espectador tienen
ante sí es el equivalente a un cuadro; su diferencia con el que
ejecuta un pintor en el caballete es que las formas que constituyen el
cuadro teatral son pasivas unas y activas otras, que tiene volumen y
se desenvuelven en un espacio real. En el cuadro de caballete todos es
simulación y engaño para los ojos, porque todo carece de tercera
dimensión y profundidad al ser ejecutado sobre una superficie plana.

En cualquier tipo de representación las líneas oblicuas que se
deslizan hacia los ángulos producen una sensación de movimiento o
fuga; esta actividad podrá se reducida y aún evitada por otras líneas
que sean opuestas en dirección: verticales o inclinadas, que retengan
el movimiento de aquellas o lo anulen. Los espacios de los ángulos y
sobre todo cuando están en la parte superior del cuadro o escena, no
deberán ser recargados.

Antes del descubrimiento de las leyes perspectivas y de la utilización
del claroscuro para crear una sensación espacial o de volumen por el
empleo de valores todo fue pintado sin concepto alguno de profundidad
pero, al ser reconocido que cualquier forma, al ser representada con
volumen por medio de valores de luz y sombra producía una impresión
tridimensional.

Todo cuanto vemos próximo a la línea inferior o de base del cuadro
parece estar más cerca y aquello que es cercano a la línea superior
parece que se aleja y amplía la ilusión de espacio y distancia. Ello
aún será más evidente por la progresiva reducción del tamaño de las
formas y figuras de los detalles y de la degradación de los valores y
colores, pues todo irá perdiendo importancia a medida que se aleja en
el espacio. En este efecto intervienen, asimismo, la cualidad de
temperatura de los colores pues los de la gama cálida (rojo y
amarillos) parecen acercarse a los de la fría (azules y violáceos)
parecerán distanciarse y estar más alejados del espectador.

Todas las líneas y formas de los elementos de una representación deben
ser relacionados con los lados del marco continente, tanto si la obra
copia la Naturaleza como si aquella es una pintura abstracta.

ESPACIO VITAL Y FUNCIONAL

El tablao es la superficie de sustentación de todos los elementos
mayores y subsidiarios de la escena y sobre la que se moverán los
personajes; el método rutinario de disponer unos y otros e irlos
cambiando hasta encontrar una disposición conveniente, esto, desde el
punto de vista funcional y del estético será siempre inseguro y falso.

La puesta en escena no puede ser resuelta con titubeos ni
rectificaciones y sin una previsión concreta de lo que se debe hacer y
cómo hacerlo. Cuanto se sitúe sobre las tablas tiene que estar
relacionado armónicamente con el decorado, de acuerdo con el espíritu
de la obra y considerando los espacios que canalicen, sin obstáculos,
los movimientos de actores o bailarines, sus salidas y entradas de la
escena.

El planteamiento de esta distribución puede ser el mismo que se
utiliza en el decorado de interiores ejecutando, primeramente, un
planillo del suelo sobre papel milimetrado. Para ello son tomadas
medidas del espacio que ocupará la escena reduciéndolas en aquel a una
escena de 1:20; esto supone que tanto el suelo de la escena como los
muebles o elementos que sean dispuestos sobre aquella serán
representados en el plano en tamaño veinte veces menor que el que
realmente tengan a lo que es lo mismo, que cada metro real estará
representado en el dibujo por cinco centímetros; el calculo se
facilitará dividiendo las medidas reales por 20, cuando la planta o
tablado de la escena sea irregular habrá de ser medido el ángulo con
una recta.

Para la distribución de muebles y elementos las masas de éstos serán
dibujados a la escala citada sobre cartulinas negra o bien sobre una
blanca, pintando ésta luego de negro o de un color y recortando cada
forma; estas se irán moviendo sobre el plano hasta encontrar la mejor
situación para el centro de interés y los muebles y accesorios con
espacios para el tráfico.

CENTROS DE INTERÉS

Este, que es el área más focal e importante, puede ser cualquier
elemento destacado, un grupo de sofá y butacas, una chimenea u hogar,
un gran ventanal con vitral o una vista atractiva, un tapiz o
cualquier característica estructural o arquitectónica.

Cuando una línea o una gradación de valor o color marquen una
dirección o sugieran un movimiento, al ser detenido éste por otro
opuesto, el punto de intersección, o sea aquél en que se cruzan,
establecerá un centro de interés. La vista puede seguir una dirección
pero al ser esta cruzada se detiene siendo reclamada la atención por
este punto que por ser focal, puede ser principal.

Después de mover sobre el plano los patrones recortados y de ensayar
diferentes distribuciones, teniendo en cuenta pesos y equilibrios, al
encontrar la mejor serán pegados aquellos sobre el planillo.

Equilibrio:

Así es llamada en toda composición la sensación de estabilidad que
debe producir del peso de sus elementos, estos pesos no son aquellos
específicos que se determinan por una balanza sino los aparentes en la
percepción de líneas, formas, valores y colores; una línea gruesa y
una fina, una masa grande y una pequeña, un valor oscuro y otro claro,
un color intenso y uno apagado y las respectivas extensiones; una
grande y otra reducida.

El equilibrio es simétrico cuando, después de trazado un eje o línea
central, se dibujan, pintan o son dispuestas a un lado y otro de
aquella y a la misma distancia, dos masas iguales en tamaño o peso.
Este tipo de equilibrio es serio, digno y reposado aunque puede
producir cierta sensación de tristeza y monotonía, de falta de acción
y vida, aunque entre cada grupo existan deferencias.

(Nota : Todas estas nociones escenográficas también pueden ser
aplicadas a las coreográficas, de echo el lenguaje ocular de
equilibrio, simetrías, paralelismos y volúmenes son generales para
todo).

En el equilibrio asimétrico, al ser desiguales los pesos a un lado y
otro del eje, el efecto es variado, dinámico, alegre y muy vital; en
este tipo de equilibrio una masa grande cerca del centro se equilibra
por otra pequeña alejada del aquel.

Una obra o coreografía bien equilibrada produce una sensación
agradable y de descanso porque sus líneas, formas , valores y colores
están bien distribuidos a un lado y otro del eje central. Si en una
escena todos los elementos están situados en un lado y el otro queda
vacío y sin peso alguno compensatorio, todo parecerá desajustado y
crear una desagradable e inquieta impresión, la misma que genera una
extensión de color frío o cálido cuando aquellas no están equilibradas
por otra más reducida de un color de cualidad opuesta,
respectivamente, cálido o frío o que se percibe cuando una gran masa
de blanco no es compensada por otra pequeña de negro o gris oscuro.

Un árbol u otro elemento en el centro del telón de fondo o escena
puede ser molesto por la igualdad del espacio a sus dos lados. Para
romper este efecto podrá ser cambiado el tipo de equilibrio pintado o
situando el árbol algo a la izquierda y otro u otros pequeños a la
derecha que establecerán un nuevo centro y un buen equilibrio
asimétrico.

Para equilibrar los elementos o muebles de una escena se deben
controlar los cuatro lados o partes para que se equilibren entre sí y
no tenga un mayor peso que otro; en aquella parte que se manifieste
débil serán agregados elementos o masas más grandes o de mayor peso o
con valores y colores más potentes e intensos. En una puesta de escena
deben ser colocados primeramente los elementos o masas auxiliares y
más pequeños, equilibrando unos y otros de manera que se compensen y
no atraigan una parte más que otra, a menos que deban ser así; los
elementos claros no serán agrupados en una parte y los oscuros en
otra.

Destaque:

Es el área de mayor atracción y más recurrente de un conjunto, la más
potenciada y que se impone a las demás, tanto en el fondo pintado como
en la escena.

Los medios para obtener el destaque son diversos; fuertes contrastes
de valores o de colores en esta área principal, formas o disposiciones
poco corrientes, gruesas líneas contorneando una forma, una textura
que sea diferente, un foco intenso o contraste de luz, ect. Tanto la
decoración pintada como una escena, baile, cuadro o dibujo deben ser
organizados en torno a un centro focal o de interés que sea el que
llame más la atención; a él habrán de estar subordinados los restantes
elementos. Uno de los principales constituyentes del estaque es la
simplicidad porque ésta es, por sí misma, un factor de cualidad
dominante, sobre un fondo liso destacará cualquier forma aislada
superpuesta; sobre un fondo recargado o contratado varias formas
agrupadas carecerán de interés. Por ello en la danza los decorados en
su mayoría son bastante sencillos, de tal manera que los bailarines
destaque como figuras principales de la escena.

El contraste es otro de los aspectos importantes del estaque; líneas
horizontales contrastando con curvas y estas con verticales, formas
bajas y anchas con altas y delgadas, colores claros yo débiles con
oscuros o intensos, texturas suaves con rugosas, superficies
ornamentadas con lisas, movimientos lentos con rápidos, dulces con
fuertes, ect.

Para dar mayor importancia a un elemento o parte deben ser reducidos y
subordinados los otros factores haciendo éstos más pequeños o bajos
que el que hay que destacar, también pueden tener menos valor o
intensidad o ser más grises o apagados. Cuando una parte se destaca
excesivamente tiene que ser reducida en so color o valor o en los
contrastes de éstos: así mismos podrán ser utilizados elementos
adicionales importantes. Un rompimiento con una representación de
flores cerca o en el centro de la escena y que llame la atención con
exceso será debilitado por algún otro u otros que sean menos
importantes; así se procede en el telón pintado con este y otros
factores de línea, valor o color. Si el ojo es atraído por un rojo
intenso unos cuantos acentos o repeticiones de este color amortiguarán
el imperio de aquél.

En escenografía el destaque y la principalidad de un centro, área o
parte deben ser perfectamente controlados para que un ningún caso se
impongan a los intereses de la representación; esta habrá de ser
siempre el centro de atención, el de mayor reclamo para el espectador;
todo los demás intereses habrán de ser sometidos a aquella y servir
para imponerla.

Proporción:

La buena relación de una parte con otra y de ésta con el todo o
conjunto tiene dos aspectos: el de los tamaños o escala y el de la
relaciones de espacios. La escala es una relación de medida para la
que se adapta como normativo un objeto o forma cualquiera que , a su
vez estará en relación con el espacio o conjunto; en un decorado
escénico la altura de una mesa, de un seto, fuente o en cualquier otro
elemento, mueble ventana, puerta, ect; puede ser patrón de los demás
elementos y accesorios que constituyan la escena.

La escala, puntualizamos, se refiere a la medida; la proporción es
determinada por la relación. Las proporciones de un conjunto son
correctas o perfectas cuando el tamaño y peso de todos sus componentes
están bien relacionados entre sí pues cuando alguno destaca por un
tamaño muy diferente o está fuera de escala, el resultado será
inconsistente y falto de armonía, como un cuadro o jarrón pequeño
sobre un mueble muy grande, un elemento reducido en un espacio con el
tamaño de los otros elementos. Todo debe de estar relacionado con una
escena, tanto las diferentes partes del decorado como aquellas otras
que lo integren y unas y otras con las de la escena, grande o pequeña,
de alto o bajo techo; si las proporciones de ella son reducidas cuanto
contenga la será asimismo para poder crear una impresión de espacio;
si los tamaños son grandes aún parecerá el de aquella más pequeños y
también el de los elementos y accesorios. Una escena con gran amplitud
permite elementos y muebles grandes y colores, valores y contrastes
fuertes; en la de proporciones pequeñas todo será de esta proporción,
los colores y valores de intensidad media o débil y asimismo los
contrastes.

La relaciones proporcionales son ajustadas numéricamente por una norma
que los griegos establecieron a la que denominaron sección áurea o de
oro; por esta regla un espacio puede ser dividido en partes desiguales
que armonicen entre sí. Un rectángulo es más bello de forma que un
cuadrado porque la relación de los lados de éste es la de 1:1,
mientras que en aquel no existe esa igualdad; por lo general, están
fundamentados los lados en una relación de 2:3, 3:5 ó 5:8; al ser
armónicas estas relaciones el resultado es más estético. El óvalo, en
su relación con el circulo, está afectado por el mismo principio de la
regla de oro. Una alfombra por ejemplo o una masa rectangular
cualquiera como, asimismo, las proporciones de la planta de una escena
serán más bellas si las relaciones de sus lados se ajustan a la
enunciadas pro Fibonacci: 1-2-3-58-13-21-34-55-89,ect; en las que cada
cifra, que es suma de la dos anteriores, está en relación armónica con
aquella que la precede. Este tipo de relación alcanza su mayor
exactitud matemática en la relación 1:1, 618 a la fueron ajustadas las
más grandes obras de las maestros del Renacimiento; esta proporción
fue calificada en aquella época como divina. Una línea de un metro
dividida en relaciones áureas tendrá aproximadamente, 637 cm. en el
menor. La regla de oro ha sido también utilizada por los artistas
modernos y muy especialmente por los cubistas y neoimpresionistas.

División del Espacio:

Esta debe ser armónica, una serie de verticales supuestas por postes o
árboles al ser vistos de frente y a distancias iguales producen una
impresión de monotonía porque en los espacios que los separan no hay
variedad; para obtenerla será preciso alterar las distancias entre
ellos y de manera que todas sean diferentes. Un paisaje dividido en su
centro por la línea vertical, en la que todos los elementos estén
agrupados a un lado mientras que el otro aparezca vació parecerán
asimismo, monótona y sin interés.

Los elementos de un conjunto habrán de ser compuestos sobre una
división del espacio aproximada de tres partes, tanto en sentido
horizontal como en el vertical; sobre estas líneas divisorias serán
situados los elementos de mayor peso y destaque, disponiendo los otros
subsidiarios de manera que equilibren y destaquen aquellos. En un
paisaje el nivel del horizonte se habrá de situar la línea de ése baja
si interesa destacar el cielo o sobre la superior, cuando sea el
terreno y sus accidentes los que hayan de ser impuestos.